El Arcángel San Miguel desempeñó un importante papel celestial en la lucha contra el mal y la protección de los cristianos contra el diablo. La oración a San Miguel se originó con el Papa León XIII en 1886. Cuenta la leyenda que el Papa vio en una visión el enorme daño que Satanás causó a la Iglesia y al mundo en el siglo XX.
El Papa León XIII invocó a San Miguel para que protegiera del mal que se avecinaba:
Oración a San Miguel
San Miguel Arcángel,
defiéndenos en la batalla,
protégenos del mal y de las asechanzas del demonio;
Que Dios lo reprenda, te lo pedimos humildemente;
Señor del ejército celestial, hazlo,
Por el poder de Dios, arroja al infierno
A Satanás y a todos los espíritus malignos
Que vagan por el mundo en busca de la destrucción del alma.
Amén.
El domingo 24 de abril de 1994, el Papa Juan Pablo II sugirió su uso, diciendo:
Que nos fortalezca para la guerra espiritual de la que habla Efesios: “Sed fuertes en el Señor y en su poder” (Efesios 6,10). El libro del Apocalipsis menciona la misma batalla, recordando ante nuestros ojos la imagen de San Miguel Arcángel (cf. Apocalipsis 12:7). A finales del siglo pasado, el Papa León XIII ofreció una oración especial a San Miguel en toda la Iglesia: “San Miguel, el ángel, defiéndenos en la batalla. Sé nuestra protección contra el mal y las asechanzas del demonio…”. Aunque esta oración ya no se recita al final de la misa, pido a todos que no la olviden y que la reciten para ganar el espíritu de ayuda contra las fuerzas de las tinieblas y contra el mal del mundo.
